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Historia del Jabón: Retorno a lo natural

by in General 05/03/2020

La pastilla de jabón ha acompañado a la humanidad desde los albores de la civilización. La primera evidencia se remonta al tiempo de los Sumerios (2.800 años a.C), que mezclaron grasa animal con cenizas y agua para crear un producto de limpieza con el que lavaban lana y otros textiles; además para tratar ciertas afecciones de la piel. Los sacerdotes Sumerios también empleaban este jabón para “purificarse” antes de alguna ceremonia. Se conservan registros de algunas tablas mesopotámicas en las que se describen diferentes métodos o recetas para fabricar jabón.

tabla sumeria receta jabón

Alrededor del año 1.500 a.C. los antiguos egipcios también idearon técnicas para fabricar algo parecido a lo que conocemos como jabón, mezclando sales alcalinas con aceite. Esta mezcla funcionaba relativamente bien para limpiar y tratar enfermedades de la piel. 

Según cuenta una leyenda romana, el jabón fue descubierto por un grupo de mujeres que lavaba la ropa a orillas del río del Monte Sapo.En la cima de esta montaña se quemaban animales en sacrificio a los dioses. El agua de la lluvia se mezclaba con las cenizas del altar produciendo una lejía que combinaba y reaccionaba con los residuos de la grasa animal. De este modo, los romanos descubrieron que su ropa quedaba mucho más limpia si la lavaban en las aguas próximas a los altares de los sacrificios. Plinio el viejo, escritor y naturalista romano, menciona en su obra el término «sapo», que en latín significa jabón y explica como se elabora a partir de grasa y ceniza, y describe su uso para la limpieza del cabello y cuerpo.

Fueron los romanos quienes extendieron el uso y la fabricación del jabón. En las excavaciones de la ciudad de Pompeya se ha descubierto una fábrica de jabón que data de más de 1900 años.

Galeno (siglo II, d.C), uno de los mas completos investigadores médicos de la edad antigua, redactó escritos sobre el empleo del jabón para la higiene personal y el lavado de las ropas. También observó que la limpieza tenía un efecto curativo en las enfermedades de la piel.

Sea cual sea su procedencia, de lo que no cabe duda es de que los romanos contribuyeron enormemente a su expansión.

Con la caída del Imperio Romano y las invasiones Bárbaras, el empleo del jabón entró en decadencia en Europa, empeorando la higiene y facilitando así la propagación de grandes epidemias, como la peste.

Los árabes lo introducen en Europa a través de Al-Andalus. La primera gran industria jabonera fué implantada por los árabes a finales del siglo XI en la ciudad española de Sevilla. Estas primeras fábricas de jabón se denominaron almonas. La elaboración del jabón prosperó en las ciudades costeras del Mediterráneo, como España e Italia por la abundante presencia del aceite de oliva. En el siglo XV aparece el jabón de Marsella, precursor de los jabones actuales, preparado con una mezcla de huesos (ricos en potasio) y grasas vegetales. La industria jabonera floreció en las ciudades costeras del Mediterráneo, favorecidas por la abundante presencia del aceite de oliva y la sosa natural. 

En la ribera del mediterráneo es donde se desarrolló la industria de los jabones, con abundante aceite de oliva. Las ciudades tenían la facilidad de transporte marítimo y surgieron industrias en Francia (Marsella), Italia (Venecia), España (Cartagena) y norte de África. En el siglo S.XVI aparece las primera almona en el continente americano, en la ciudad de México.

A finales del siglo XVIII, viene marcado por el revolucionario invento de Leblanc para fabricar el carbonato sódico. El proceso Leblanc es el primer proceso industrial que permitía obtener a gran escala carbonato de sodio a partir de sal. Este método dió un gran impulso a la industria del jabón durante el siglo XIX. A partir de este momento, los artesanos pudieron fabricar el jabón sódico a escala industrial a través de la sosa cáustica, y no a partir de cenizas como se había hecho hasta entonces. Con el tiempo este proceso, que era muy contaminante, fué sustituido por el método solvay mas económico y menos contaminante.

Fueron estos hechos los que dieron lugar a una verdadera industria jabonera, que se extendió por todos los países europeos. El producto se abarató y su uso se generalizó a todas las clases sociales. De este modo empezaron a desaparecer enfermedades de la piel, y sobre todo su contagio, que afectaban de forma particular a la infancia.

Todo esto, unido al uso de la ropa interior, fue lo que condujo a la afirmación de un hecho trascendental: 

«gracias al uso del jabón y su repercusión en la higiene, fué posible el crecimiento de la población de Europa, debido a la disminución de las causas de la mortalidad». 

En consecuencia, en el siglo XIX la población en Europa se triplicó y la esperanza de vida pasó de los 30 a los 50 años, sólo y exclusivamente por el uso del jabón.

El nacimiento de la industria del jabón fue tan importante para la sociedad como lo fue la máquina de vapor en la Revolución Industrial.

En el siglo XIX, la marca inglesa Sunlight (Lancashire. Inglaterra) lanza al mercado los primeros jabones en pastilla A ella le seguirán marcas como Lux, aún activa hoy día.

Llega un momento en el que los jabones hechos a mano de forma natural se comienzan a sustituir por detergentes sintéticos. Durante la Segunda Guerra Mundial y debido a la escasez de grasas animales y aceites. estas fueron sustituidas por ingredientes químicos de menor coste y fácil manipulación. Este tipo de industria de productos sintéticos siguió en desarrollo durante la segunda mitad del siglo XX, y sigue vigente hoy en día.

A pesar de habernos preocupado durante cientos de años por los usos que podríamos otorgarle a este invento, en la actualidad nos empiezan a inquietar los posibles efectos ambientales que los jabones y detergentes tienen sobre nuestra piel y el planeta. En su proceso de elaboración se desperdician y contaminan grandes cantidades de un recurso no renovable esencial para la existencia de la vida: el agua.

En tiempo de escasez hídrica como el que nos toca vivir, es urgente promover el uso de detergentes y jabones biodegradables, además de otras sustancias para la limpieza en general, que causan una grave contaminación de las aguas.

Muchos de los aditivos que se encuentran en los jabones comerciales no sólo son innecesarios, también pueden ser peligrosos. El Lauril éter sulfato sódico, ingrediente principal del jabón industrial, fue pensado originalmente para limpiar la grasa de los motores de coche. 

Del mismo modo que ocurre con ciertos aspectos de nuestra vida cotidiana, la higiene corporal se empieza a entender cada vez mas como una vuelta a lo natural.

Usar jabones Ecóleo te ayudará a apostar por un consumo responsable y el respeto al medioambiente y fomentar la reutilización de productos como el aceite vegetal usado; toda una serie de ventajas que tal vez no te habías planteado.

¡Cualquiera que sea la opción que elijas, apuesta siempre por lo natural. Tu cuerpo y tu entorno te lo agradecerán!

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